miércoles, 17 de octubre de 2012
24.- Morir de lo intacto
" Quién pudiera desglosar
el texto prologado en su enigma,
el secreto incólume que muere
al extinguirse en su amor...."
Rosa. I
Todo estaba hecho
del mismo matiz inextinguible.
No existía flor sobre la tierra que ignorara
el secreto amargo de su nombre.
Todo estaba hecho
de aquel estallido transparente ,
de aquel silencio, indescifrable y suyo,
que moriría como eco perfumando a la flor .
No era el secreto exacto de los nombres
la sustancia
ni la verdad extraviada en lo profundo de lo arcano,
el contenido.
Pero aún le pidió más fuerza el corazón.
Aquel cataclismo, que le sedara la piel
en su hendidura más ciega, le devolvió la vida.
Era la propia necesidad de pervivir,
la angustia que nos sucede
cuando morimos enfermos de lo intacto
y no queremos saberlo.
Era todo la pura insensatez
- pues no es obra de la cordura
contrariar la soledad que va preconizando el vacío - .
A lo sumo, es un azote seco o
la sola fuerza de lo inevitable
que con su escalofrío
marchita la vida poco antes de llegar a primavera.
Y resulta curioso ver
cómo algunos sonríen, a veces también lloran
después de haberse sabido muertos.
Aún siguen dudando. Discuten con escepticismo
la obvia simplicidad de la muerte...
porque, la muerte , aun siendo dogma
de naturaleza triste,
convierte lo insignificante en espectacular
con la resolutiva inmediatez de su contacto.
( Yo, para entonces, aún me llamaba Rosa).
(Tú, para entonces, aún te llamabas Domingo
y Rosa escribía este poema, premonitorio,
para ti).
Rosa Iglesias
12 octubre 2012
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Hoy, día lleno de todo y de nada a la vez, Rosa, llego a tu espacio. He leído este excelente poema. Meditación sobre la belleza, la vida, la muerte.
ResponderEliminarUn poema profundo para reflexionar y sentir lo importante de estar vivos, lo importante de saber que cada momento puede ser el último.
Te dejo un abrazo, amiga
Ana
La vida nos une, Ana
ResponderEliminarTu presencia es alimento para mi espíritu y llenó el día de hoy
Un abrazo inmenso y gracias por acompañarme
Rosa